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sábado, 9 de abril de 2022

   

                                                      VIAJE A BILBAO

    Hace ya algunos años, me llamaron por teléfono la peña del Athletic Club de Bilbao de Totana, por si quería hacer un viaje a dicha ciudad para ver el partido de futbol entre mi querido Athetic y el Atlético de Madrid. Si dudarlo dije que sí. 

    El viaje comenzaba a las 12 de las noche del viernes y tendríamos que estar toda la noche en el autobús. Efectivamente mi compañero Antonio, que por cierto es del Barsa, y yo embarcábamos en un viaje de más de ocho horas con destino Bilbao. Tras varias paradas y después de pasar una noche de perros, principalmente por me cuesta mucho trabajo dormir en un autobús, aparte de que el autobús tenia también varios años y no poseía las comodidades de los buses actuales, llegamos a la magnífica villa de Bilbao y lo primero que hicimos fue ver el campo de San Mames majestuoso sobre la colina, seguidamente paramos cerca del campo para que el responsable de la expedición, unas 40 personas, recogiera las entradas del partido. 

 

    Tras todo esto, nos llevaron a ver el magnífico museo Guggenheim, donde pudimos hacernos fotos por todos los rincones de su exterior, ya que el interior y debido al tiempo no podríamos visitarlo. Después volvimos a embarcar y nos iríamos al hotel Occidental, situado en las afueras de centro de la ciudad, pero cerca de la Basílica de Santa Begoña. 
  

         Una vez instalados, decidimos y siendo ya la hora de comer, visitar el centro de la ciudad y buscar un buen sitio para llenar nuestras barrigas. Así que nos pusimos en marcha, eso si, después de preguntar en recepción la mejor manera de llegar al centro y nos fuimos hacia la boca del metro más cercana. Cuál fue mi sorpresa al descubrir que había que bajar tres pisos para llegar a ver el tren y con una pronunciación de bajada muy inclinada, que incluso dada un poco de miedo, bueno miedo no, respeto. Y como iríamos al centro, pues preguntando... y así sacamos el ticket y nos fuimos a hacia la parte vieja de Bilbao. Después de llegar a la estación correspondiente volvimos a preguntar a los responsables de la seguridad y nos indicaron el sitio; pero había dos salidas, a la derecha y a la izquierda. Tome la iniciativa y tome la decisión de la izquierda. Subimos por un ascensor con casi un minuto de subida y salimos a una colina donde había una calle empedrada que bajaba directamente al centro de Bilbao, pues ale a bajar cuesta..., o bajar por unas escaleras de piedra de mármol situadas a la izquierda de la calle empedrada. A mitad de la cuesta veo una puerta de piedra que era la entrada a unos jardines, ni corto ni perezoso me meto en ese sitio cuando oigo la voz de Antonio diciéndome que si sabia donde me había metido, lógicamente comienzo a mirar hacia arriba y descubro un cartel que ponía Cementerio, salí de allí rápidamente y nos echamos a reír. Finalmente llegamos abajo, a una plaza llena de bares y restaurantes donde pudimos comer magníficamente. 


     Siendo ya las 5 de la tarde decidimos ir hacia el campo, ya que el partido comenzaba a las 18.30 horas, decidimos pasear por Bilbao antes de coger de nuevo el metro. Estuvimos viendo el centro de la ciudad, así como su casco antiguo y sus calles más emblemáticas. Volvimos a coger el metro y nos plantamos en las puertas del estadio que está situado en una pequeña colina, y donde desde arriba se puede ver la ría de Bilbao. 



     Estando haciendo tiempo para que abrieran las puertas, decidimos dar una vuelta al campo y así ver porque puerta deberíamos entrar, ya que en la entrada ponía: Tribuna Norte Alta, puertas 10-11-12, Bloque 311, fila 22, numero 25. Seguimos andando y descubrimos la tienda de ropa y recuerdos del Atheltic Club, lógicamente había que visitarla y ver todo lo que allí había. Los ojos se me iban hacia todos lados, Chandals, camisetas, bufandas, llaveros y muchas cosas más, finalmente me hice con un magnifico llavero del escudo.

 


Una vez de vuelta a las calles de debajo de la explanada del campo, entre en una tienda y me compre una camiseta donde se veía un zarpazo de una garra sobre el escudo en un fondo negro, guapa donde las haya. Pero al salir de alli, me comenta Antonio que el presidente del club iba andando por la multitud de aficionados que habíamos en dicha calle y corriendo me apresure a poder abordarlo y así hacerme una foto con él. Finalmente lo conseguir y el señor Aitor Elizegi, muy amablemente me pregunto de donde era y después de decirle que de Lorca, Murcia, me dijo muy amablemente:

-         Bienvenido a Bilbao, gracias por estar aquí apoyándonos, solo espero que lo paséis muy bien. Gracias. 

  

Bueno, bueno, bueno, casi me da un infarto de lo contento que estaba, había llegado a Bilbao, mi sueño desde pequeño, y además me había hecho una foto con el presidente, ya solo faltaba que ganara mi equipo. 


     Tras todo esto, finalmente entramos en el campo y comenzamos a subir escaleras hasta llegar a la zona donde teníamos los asientos. Personalmente estaba alucinado, ya que el campo es una maravilla.  La verdad es que he estado en pocos campos de futbol, pero este me parece precioso, tal vez porque sea nuevo, pero la condición de que casi todo el campo es cubierto y el colorido que tiene hace que sea como una bombonera. Después de sentarnos en nuestras localidades, que estaban muy cerca del marcador electrónico, observo que también tiene una inclinación muy pronunciada, llegando incluso a pensar que si te caes llegas al césped muy rápido.   


     Comienza el protocolo de inicio del partido, porque cuando salen los jugadores suena en todo el estadio el himno de mi querido Athletic y que todo el público corea a unísono. Los pelos como escarpias y la gente coreando el nombre de cada jugador. Comienza el partido y toda la grada comienza a cantar, unas veces una melodía y otras veces otra completamente distinta pero animando siempre al equipo. Bueno, bueno, bueno, que contar cuando se marca un gol.... el campo se cae abajo entre gritos y jolgorios y por la megafonia del campo se corea el nombre del que ha marcado. Finalmente el Athletic ganó 2 - 0.


        Una vez terminado el partido, otra de las cosas que me sorprendió fue que en menos de 5 minutos el campo estaba casi completamente vacío, como si hubiera una evacuación por incendio... visto y no visto. 

Ya estando fuera decidimos Antonio y yo irnos de pinchos, esos tan famosos en Bilbao. Pero primero visitaríamos un burger, ya que nos apetecía comida basura. Otras de las anécdotas graciosas fue que entramos en un burguer muy conocido en toda España y yo, ignorante de mi, le digo a Antonio que quería una burguer que había en un cartel que además llevaba bebida incluida, pues él también pediría lo mismo, cuál fue nuestra sorpresa que después de recoger el pedido tras haber esperado un buen rato, era un menú infantil, o sea una mini hamburguesa y un mini cartucho de patatas. 

Finalmente nos fuimos de pinchos por varias tascas de esas calles llenas de gente disfrutando de buen tiempo que hacía en esos momentos, con una temperatura muy agradable algo inhóspito en dicho lugar en esa época del año. 


             Al final nos fuimos de nuevo al metro y tras perdernos por las calles colindantes al hotel, llegamos al fin y pronto nos iríamos a dormir.  

          Al despertar al día siguiente, ya estaba lloviendo. Bajamos a desayunar con los equipajes de mano para poder ocultar los bocadillos que nos íbamos hacer para el viaje de vuelta, y tras esperar en la recepción a que llegara el autobús, oigo unas campanas. Era la llamada a misa de la Basilica de Santa Begoña.

 


         Finalmente nos embarcamos y tras estar todo el domingo de viaje llegamos a nuestro destino, no sin antes haber parado en Albacete y comprar una caja de miguelitos de crema. Solo espero que de nuevo vuelva a recibir una llamada de la peña del Athletic Club de Bilbao de Totana, invitándome a otro viaje... que gustosamente volveré hacerlo, y creo sin equivocarme que Antonio también.

 

  


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